domingo, 18 de abril de 2021

MEMORIAS DE UNA OCCIDENTAL APRENDIENDO SOBRE JAPÓN


 

 Tengo una lista amplísima de libros que quiero leer. No solo la lista en sí, sino que están ahí en cuerpo y lomo presentes en mi casa para recordarme diariamente que hace un tiempo  que me hice con ellos y aún no han cumplido su función. Los libros, como muchas cosas en la vida, llegan justo cuando tienen que llegar, o al menos yo así lo creo...

Hace poco descubría y no muy a mi pesar, los audiolibros. No tengo nada en contra de este formato, sino es que aquellos que había intentado escuchar hasta la fecha ,estaban narrados por voces muy informatizadas, se hacían lentos, pesados... y oye, que queréis que os diga, a mi lo de leer me gusta hacerlo por mi cuenta, no que me lo lean,mientras conserve la vista , prefiero que así sea.

El caso es que con una de estas modernas modernizas ( incluso para mi edad) aplicaciones ,me dejé llevar y me puse para trabajar un libro que hablaba sobre los usos y costumbres de Japón. Había oído hablar de lo bueno y malo de este país, escuchado de gentes de diferentes personalidades, fascinados por esta cultura. El caso es que el libro de cierta manera llegó en este año  y en este momento de entre pandemias, así queme hacía falta escuchar (leer) algo así. Es más, soy tan romántica que no pude resistirme a comprarlo en papel y así poder tenerlo como guía básica de cosas que siempre quiero recordar. 

Entonces recordé que tenía por leer " Memorias de una Geisha"(o el propio libro me lo recordó a mi), un libro que siempre me había parecido que el día en que lo leyera me  iba a gustar. Tenía buenas expectativas con respecto a esta lectura y la verdad es que no me ha defraudado.

 Llegó, como os decía al principio, en el momento en el que tenía que llegar. No contaré lo mismo que sabéis que pasa cuando un libro te atrapa entre sus páginas, cuando profundizas en su personaje, empatizas con aquel o aquella que te cuenta la historia...si leéis , ya sabéis a que me refiero. Además me ha hecho conocer más sobre esta cultura y costumbres de las geishas, mujeres  de las cuales desconocía por completo muchas, o la gran mayoría de sus costumbres. 


Con una literatura básica, sin enrevesamientos, entendemos muy bien la historia de Chiyo. Soy de las que cree que no hace falta una literatura complicada, enrevesada y ultra culta para contar una buena historia. Si que es verdad que quizá falte esa profundización de los sentimientos más intensos de la protagonista, pero no olvidemos que al fin al cabo la historia está vista y contada desde un punto de vista de un hombre y además occidental, algo que es quizá lo que pueda que más me descuadre de esta historia. 

Fue llevada al cine, y tengo unas ganas locas de  ver la película para ver el destrozo ( o no) de la historia. Siempre, y supongo que le pasará a más de uno y una que nos guste leer, procuro leer el libro y luego visualizar qué es lo que la industria del cine ( y más Hollywood) ha podido entender de ella. Hubiera sido quizá mejor que la historia hubiera sido japonesa en todos sus sentidos. Hay películas tan bellas de ese país...para ejemplo el cine  de los estudios Gimbly ,el cual también he conocido hace tan solo un par de años y me viene fascinando su calidez, su dulzura, la manera de transcurrir esas historias. Me resulta tan sumamente relajantes que a veces se me hace difícil no quedarme dormida viendo esas películas, no por aburrimiento, ni mucho menos, si no por esa paz que transmiten esas historias y esa cultura del antiguo y también moderno Japón.


Creo que queda más que recomendada la historia y no solo el best seller ( que ha llegado a ser) si no la historia de Sayuri y la de tantas Sayuris , en oriente y occidente. Una literatura de algún modo feminista y rompedora en un espacio donde el machismo imperante hace estragos, aquí, allí y en todas las partes del mundo. 
Bella, cálida, acogedora, blanca...como el maquillaje de una geisha,.


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